2/2/13

PADRES PUEDEN AYUDAR A NIÑOS A AUTOPROTEGERSE DE AGRESORES

Lidia -nombre ficticio- tiene dos niños y debido a la falta de recursos económicos para dejarlos en una guardería, confió en la buena voluntad de un amigo de la familia para que los cuidara durante su ausencia. Sin embargo, nunca se imaginó que éste podría abusar de ellos. 

Ejemplos de este tipo fueron expuestos durante la “5ta Jornada de prevención del abuso sexual infantil y maltrato: La otra cara de la violencia”, que organizó el Programa Prensa Escuela del diario El Carabobeño y el Programa de Prevención del Abuso Sexual Infantil para informar sobre cómo reconocer las señales del abuso, qué hacer cuando un niño, niña o adolescente es víctima y cuáles medidas pueden adoptarse para evitar esta situación. 

El ser personas aparentemente nobles y responsables que no exigen nada a cambio para “cuidar” a niños pueden ser características de los agresores. 

Treinta por ciento de los agresores sexuales tienen como denominador común el haber sido abandonado por sus padres y haber consumido pornografía. La sexólogo y coordinadora del programa de Prevención, Lourdes Lobo, explicó durante su intervención que los padres deben estar alerta ante este tipo de individuos. Y a estos factores de riesgos se le suman el desempleo, baja autoestima, alcohol y drogas. 

Lobo lamentó que en el país el retardo procesal esté a la orden del día y que los funcionarios a cargo de atender a los afectados los revictimicen. “Aquí se vela por los principios del agresor y no por el interés superior del niño”, cuestionó. 

Consecuencias

A pesar de que los casos de abuso sexual infantil se pueden presentar a edades muy tempranas, con el paso de los años un evento puede activar los recuerdos de ese hecho. Durante la ponencia “Revelación del abuso en la camilla ginecológica”, la gineco-obstetra, Damary Cardeñosa, explicó que pese a que la víctima tenga meses de vida reconoce que lo que le sucedió no debió haber ocurrido. 

Cualquier afectado puede revivir su pasado y manifestarlo en el presente con su pareja. “Este tipo de violencia no deja tantas secuelas físicas como mentales”, precisó. Además acotó que las personas que fueron agredidas sexualmente pueden presentar estrés post traumático, sueño y crisis de nervios. 

El acoso en las pantallas, lo abordó el coordinador general de Cecodap, Fernando Pereira, en el que explicó que muchos de estos casos se pueden dar a través de un ciberacosador, quien utiliza la tecnología para actuar bajo el anonimato. 

Pereira advirtió que en las instituciones educativas pueden presentarse casos donde un estudiante puede ser un ciberacosador que, entre otras cosas, puede hacer montajes con caras de otros estudiantes en imágenes con contendido sexual y en muchas ocasiones logran identificarlos. Sin embargo, son pocos los colegios que buscan ayuda terapéutica para el estudiante afectado y el agresor, debido a que la directiva prefiere sancionarlos firmando el libro de vida o suspendiéndolo del colegio. 

“Esto no se resuelve de esta manera, porque es un problema que requiere respuestas psicológicas”, expresó Pereira. 

Para contrarrestar esto recomienda a padres y docentes hacer un esfuerzo para familiarizarse con la tecnología y asesorar a sus hijos. 

El coordinador del programa Creciendo Juntos de Cecodap, Oscar Misle, precisó que los niños pueden autoprotegerse, si se les indica quiénes son posibles agresores. Para esto recomendó que los padres les hablen de educación sexual y pedirles que enumeren a las personas que consideran que son confiables en su entorno. 

Recomendaciones

Enseñarles a buscar ayuda si se encuentran en riesgo, prestarles atención cuando relatan sus experiencias del día y explicarles que si deben ir a casa solos, es mejor hacerlo en compañía de varios amigos de clases. 

Si ya enfrentan un caso de abuso sexual deben acudir a la defensoría, consejos de protección y al Ministerio Público. 

Para finalizar la orientadora, Fany Orozco, relató su experiencia de cómo abordó un tema de abuso, en un plantel de la ciudad. 


Fuente: El Carabobeño, 27 de noviembre de 2012, pp. A7

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